¿Para qué sirve la PEDAGOGÍA?

Málaga. Comienzos del 2018.

Descubro “algo” extraordinario.

Este “algo” es un grupo excepcional, de pequeñas personitas, cada una tan especial y única, que quedo eclipsada.

Soy su maestra (DICEN)

Soy su aprendiz (recalco) porque no les enseño (más bien sucede al contrario)

Me comunican con palabras, aunque, también, a través de sus: miradas, comportamientos, gestos, silencios… paz, intranquilidad… deseos, desganas… mimos, detalles; sobretodo, me muestran su paciencia cuando se les:

• Exige autonomía, a pesar de no proponerles actividades que desarrollen su espíritu crítico.
• Menciona conceptos, lejanos a su realidad, o, peor aún, que tratan a diario, sin embargo, tan descontextualizados, que no perciben conexión alguna.
• Regaña por su apatía por aprender-leer-estudiar, textos carentes de significado para ell@s.

Me apasiona la naturalidad con la que contagian su: energía, creatividad, picaresca, talento, versatilidad, despreocupación, espontaneidad…

Me encanta cuando me dejan sin oportunidad de respuesta inmediata con sus preguntas.

No obstante, el hecho que más me fascina es ser consciente. Darme cuenta, gracias a ell@s, de sus: necesidades reales, ritmos de aprendizaje, curiosidades (que ni me llegué a plantear), aportaciones (que me aclaran qué debo mejorar, me motivan a reflexionar, crear-innovar)

Respondiendo al título “¿Para qué sirve la PEDAGOGÍA?”, personalmente, me ha servido para:

• Querer ser, frecuentemente, mejor educadora.
• Trasladar mi entusiasmo por el aprendizaje (aprender a aprender) a mis peques (porque no hay nada superior que “educar desde el ejemplo”)
• Explorar mi entorno, brindando, asimismo, que ell@s indaguen, si desean.

Antes de concluir,

¿te atreves a comentar para qué te ha servido la PEDAGOGÍA a tí?

¿Tienes tu propia PEDAGOGÍA? ¿Cuál es tu pasión?